Revolución, cambios y Ser.  
Cambiar profundamente, para ser más humanos. 

Autor: Lucas Cosenza.
Estudiante de segundo año en AstroHología. Diciembre 2025. 

A mediados de 2026 tendremos un Trígono entre Urano en Géminis y Plutón en Acuario. Y, como se suele decir en la Astrología: “Como es arriba, es Abajo”. Tratemos de pensar juntos cómo podrían llegar a manifestarse en el Planeta Tierra algunas correspondencias con respecto a lo que sucede en el Mapa Celeste. 

Cuando hablamos de Trígono, estamos hablando de un aspecto fluido. Esto quiere decir que los planetas que “se ponen a conversar cara a cara” lo hacen de forma cooperativa y/o armónica, por decirlo de alguna manera. Un Trígono se perfecciona cuando los cuerpos que lo componen se encuentran a 120 grados de distancia.

Vamos paso a paso. Ya establecimos que “la conversación” se dará entre Plutón y Acuario. Los planetas siempre están dialogando, están en relación y son parte de un todo. Sin embargo, cuando se dan Aspectos entre Planetas es cuando podemos decir que el vínculo entre ambos se “activa”. Las energías de Plutón y Urano que tenemos dentro de nosotros mismos se pondrán en movimiento, y el Trígono implica que este intercambio podría ser beneficioso, en principio, para la integración de las funciones planetarias que están involucradas. Plutón y Urano ligados en Trígono marcan momentos de oportunidades de cambios profundos, de ver lo que no queríamos ver para intentar ir hacia una versión más libre y genuina, incluso si hay que pasar por momentos de dolor para desmalezar y destruir lo que ya no es vital. 

Urano representa la creatividad, la libertad, lo nuevo, lo disruptivo y diferente. Su energía es rebelde, creadora de lo distinto y, por ende, única. Plutón es el gran revitalizador, aunque suele tener mala prensa y ser temido porque nos pone frente a frente a lo negado, lo que duele, lo que no queremos ver. Su profundidad es absoluta, destruye a su paso lo que no nos aporta energía vital, para poder llegar hasta el fondo y permitirnos emerger como un Fénix, renacidos y llenos de poder. 

Estos planetas, de movimientos lentos, propician momentos de cambios que duran años.  Todo lo que nos limita, nos apresa, nos quita energía vital, entra en cuestionamiento cuando estos planetas se “mueven juntos”. Es una posibilidad de resetearnos y restaurarnos, tanto individualmente como colectivamente. 

¿Qué significa Urano en Géminis? ¿Y Plutón en Acuario?

Antes de responder directamente, pensémoslo juntos. Desde nuestra perspectiva en la Tierra, los planetas se mueven como viajeros de la Eclíptica (círculo que traza la trayectoria aparente del Sol). Esta zona del cielo ocupa 360 grados y está dividida en 12 partes. Cada una de estas partes es “territorio” de un Signo. Así como cada Planeta tiene sus características y representa funciones psicológicas determinadas, cada Signo está asociado a una cualidad energética. Los Signos son una vibración, como un color y/o una nota musical. Cuando un Planeta se encuentra transitando un Signo, se manifiesta matizado por este último. Por ejemplo: La función planetaria en cuestión se expesará de forma Leonina si está transitando el Signo de Leo, y en temáticas propias de la vibración del signo representado por el León.  

La última vez que Urano y Plutón estuvieron en Trígono fue aproximadamente entre 1919 y 1925. En aquel momento, Urano se encontraba entrando en Piscis y Plutón transitando en Cáncer. Fue una época marcada por cambios significativos como el fin de la Primera Guerra Mundial, con la economía de Europa destruida y el poder de EEUU en alza, el surgimiento de los movimientos fascistas y el exacerbamiento de los sentimientos nacionalistas. También hubo marcados avances tecnológicos en la aviación y la comunicación, incluyendo el desarrollo de de la radio de onda corta que permitió a la gente conectarse a nivel global en tiempo real, y la invención de la televisión mecánica (un sistema de exploración de imágenes que fue un paso crucial en el desarrollo de la televisión tal y como la conocemos). El reloj de pulsera empezó a popularizarse marcando el ritmo, se crearon los primeros precursores de los helicópteros que hoy surcan nuestro cielo, y quienes fabricaban máscaras de gas durante la guerra, pasaron a fabricar los primeros pañuelos de papel. Que paradoja ante tantas lágrimas derramadas. Durante esos años surgió la Bauhaus, escuela de arte y diseño, con una marcado espíritu idealista y romántico. 

Mientras que en los Estados Unidos se vivían los locos años 20´s y la gente accedía a la posibilidad de adquirir automóviles y propiedades, Europa entró en un periodo marcado por la frustración, el desempleo y la inquietud social. El modelo norteamericano se convirtió en el ideal a imitar por el resto de los países, promoviendo mejores condiciones de vida y el aumento en la compra de artículos que se estaban popularizando, como autos, teléfonos y electrodomésticos. Gracias a la publicidad, dirigida cada vez a más gente, se fomentaba una forma de vida cómoda y confortable que satisfacía las “necesidades” emergentes.

La radio, los diarios, el cine, el teatro, la música y la literatura ayudaron a difundir el consumismo. 

Revolución cultural, surgimiento de la llamada “cultura de masas”, hechizos de alegría entre victoriosos y la vergüenza de los derrotados. Burbujas de fantasías colectivas, sentimientos de revancha solapados y la aparición de líderes fascistas que fogoneaban un nacionalismo con alta carga de odio y hambriento de poder. Ya sabemos hacia donde fue todo esto, conformando el caldo de cultivo de una caída de la economía en los años 30, y la gestación de una Segunda Guerra Mundial en 1939.

No soy quién para dictaminar si en aquellos tiempos, como humanidad, supimos aprovechar las posibilidades de cambios rotundos en nuestra identidad y en nuestra profundo Ser. Esto es solo un pantallazo de lo sucedido hace apenas más de un siglo. 

Hoy, cercanos a 2026 y a pocos meses de que se perfeccione el Trígono entre Urano y Plutón, el panorama es otro, con sus similitudes y diferencias. Guerras en Europa del Este y Medio Oriente proponen una sensación de tensión acechante, una marcada crisis económica mundial burbujea ante los cambios constantes de los mercados y los avances tecnológicos que parecen ir más rápido que nuestras propias mentes y posibilidades. Crece la incertidumbre ante el desarrollo de la robótica y la Inteligencia artificial al mismo tiempo que la polarización y alternancia entre gobiernos de izquierda a gobiernos de derecha. 

Urano en Géminis tiene aroma a revolución en la comunicación y la textura de habilitar la posibilidad de ser diferentes, únicos y creativos a la hora de jugar con las múltiples variables disponibles. Podría simbolizar la energía de una mente creadora e hiperconectada, rebelde y reveladora.

Plutón en Acuario, por su parte, huele a sumergirse profundamente en los entretejidos sociales y cuestionar el sistema de distribución del poder. La revitalización que Plutón empuja puede incluir una transformación masiva de las tecnologías y avances científicos alineados con una reestructuración de los órdenes del poder y la red que conformamos como sociedad. La última vez que Plutón estuvo en Acuario fue cuando se dió la Revolución francesa. No hace falta conocer el Cielo para darse cuenta de que estamos en medio de un momento de mucha incertidumbre y estamos surfeando una ola de Revolución tecnológica, que no sabemos hacia dónde va; pero sí podemos decir que la observación de los movimientos que suceden en el firmamento nos permiten revisar el pasado para intentar comprender y aprender de él. La Astrología no viene a predecir ni asegurar que vaya a pasar tal o cual cosa, al menos no es el sentido con el que la investigamos aquí. Estudiar a los astros es dejarse tocar por el misterio de las correspondencias celestes en nuestro planeta y en nuestra vida, individual y colectivamente. Es una forma de interpretar climas posibles, que no quita ninguna libertad, y amplía nuestra perspectiva. 

Estamos ante una posibilidad de cambio radical. Quien sabe si el desarrollo de la robótica y las IA será detrimental para la sociedad generando desempleo y que amplíe la brecha entre pobres y ricos. O será que una aplicación consciente de las tecnologías en pleno auge nos impulsará como un trampolín hacia una nueva humanidad en la que se abran nuevos paradigmas, con nuevas formas de conectarnos y acercándonos a la igualdad de oportunidades. 

Esta revolución tecnológica que ya comenzó y avanza a pasos cuánticos nos brinda la oportunidad de volver a ser humanos, más humanos. Se plantea que los robots podrán realizar tareas y trabajos de forma más eficiente y económica que una persona (ya está sucediendo), y que ante esto nos enfrentamos a una transformación total y absoluta en la oferta de demanda en el mercado laboral. Me pregunto si estamos, entonces, ante un gran puente hacia una humanidad más genuina, una humanidad que podría buscar diferenciarse de los robots y lo artificial. Tal vez, encontrar las formas de ser más únicos, genuinos y creativos sea una gran clave para tiempos y caminos completamente desconocidos. Hay panoramas que se repiten, disputas por el poder que acompañaron al hombre desde el principio de las eras, y, al mismo tiempo, condimentos y texturas inexploradas. Ante semejante crisis, las oportunidades aparecen como portales a otra dimensión. Una época en la que todo parece posible. La difusión de la información es instantánea, la capacidad de que sea falsa o está manipulada es altísima. Parte de la música más escuchada a finales de Noviembre del 2025 en la plataforma Spotify no fue creada por humanos, videos que se ven extremadamente realistas muestran sucesos que nunca ocurrieron, voces y personalidades que difunden contenido en las redes sociales no pertenecen a una persona. Puede resultar escalofriante si lo pensamos con una cabeza del siglo anterior, ¿pero acaso el humano no ha hecho atrocidades y ha manipulado la realidad a su antojo en un millar de ocasiones?. 

Más allá de que los cambios sean considerados por nosotros “buenos o malos”, “positivos o negativos”, los cambios son cambios. Seremos nosotros como humanidad entera, y como individuos, quienes podremos hacernos cargo de navegar estos océanos de la manera más creativa posible y sin cerrarnos a explorar todas las posibilidades. Personalmente, confío en que puede ser una gran oportunidad de encontrarnos y recordar que somos seres humanos, y que lo anquilosado y vetusto ya fue. El desafío será hacerlo juntos, tejiendo de la mano un mundo que incluya e integre, sin olvidarnos de mirar hacia los costados, y por sobre todo, hacia arriba… permitamos que las estrellas nos guíen.