Nota publicada en Revista Uno Mismo. Febrero 2011
Por Alejandro Christian Luna


El valor que la Astrología puede llegar a tener para las personas depende de muchos factores, la mayoría bastante subjetivos. Para los más racionalistas y escépticos no sólo no tiene valor alguno sino que directamente puede ser perjudicial. Otros dicen que como divertimento está bien. Algunos la defenderán como inestimable herramienta predictiva y los más osados la elevarán a la más noble y perfecta de las ciencias.

Pero la Astrología no es ni más ni menos que un vehículo lógico/simbólico, una cinta transportadora que puede llevarnos de la ignorancia y la negación hasta la sabiduría y el encuentro. ¿Demasiado optimista? Seguramente.

La Dinámica Espiral

Clare Graves planteó que las personas siguen un esquema expansivo de niveles de conciencia. Propone que la psicología del ser humano maduro es un proceso espiral, emergente, oscilante y en continuo despliegue, marcado por una progresión de comportamientos antiguos de orden inferior a otros más nuevos de orden superior, conforme los problemas existenciales del hombre van cambiando.

El ser humano se guía a través de ciertos valores que -en sí mismos- comprenden una manera puntual de percibir la realidad. Dependiendo del estado existencial de las personas, los autores Don Beck y Chris Cowan describen ocho niveles alrededor de los cuales se organizan sociedades, ideas y creencias.

BEIGE: “Yo sobreviviré”. Reacciones instintivas. Hordas.

PÚRPURA: “Juntos estamos seguros”. Pensamiento mágico animista. Tribus.

ROJO: “Yo controlo”. Pensamiento egocéntrico. Imperios explotadores.

AZUL: “Nosotros nos salvaremos”. Conformista. Estructuras jerárquicas de autoridad.

NARANJA: “Yo mejoro y me perfecciono”. Pensamiento estratégico. Empresas y corporaciones.

VERDE: “Nosotros compartimos y nos transformamos”. Pensamiento consensual. Redes sociales y ONG.

AMARILLO: “Yo aprendo”. Pensamiento ecológico. Sistemas abiertos, flujo sistémico.

TURQUESA: “Nosotros co-creamos”. Conciencia transpersonal. Organismo holístico.

Son una serie de visiones del mundo que se despliegan espiraladamente, cada una producto de las condiciones existenciales de las personas. Cuando una nueva visión emerge, los sistemas más viejos no desaparecen sino que quedan subsumidos, incluidos en el flujo total, aunque la dirección generalmente va de lo más simple a lo más complejo.

Cada ser humano empieza su proceso de desarrollo en el nivel Beige (un bebé que llora y quiere la teta por ejemplo) y a partir de allí evolucionará hasta donde quiera o pueda. Puede llegar al nivel Rojo y permanecer allí toda su vida. O no.

Es en este sentido que creo que la Astrología funciona como “escalera mecánica” o “cinta transportadora”, capaz de acompañar a nuestra conciencia a través de todos los niveles. Hay personas cuyo centro de gravedad está en Naranja y resuena con una versión racional de Astrología Naranja. Hay una versión Roja, por ejemplo, de Géminis, como Azul, Verde o Turquesa.

La carta natal misma puede ser interpretada desde cualquier nivel, pero es verdad que a medida que despertamos a los niveles más holísticos e integrados, la carta dará respuestas más holísticas e integradas.

Por ejemplo, un consultante cuyo nivel principal es Naranja buscará respuestas que le permitan encontrar oportunidades para ganar en su juego competitivo, enfocado al éxito, los logros materiales, el status, etc. Un consultante en nivel Rojo buscará en la Astrología la respuesta a su principal interés: ¿qué puedo obtener yo gracias a esto? ¿Cómo puedo aprovechar esta información para satisfacer mis deseos de poder y control sobre los demás? Y no dudará en poner en práctica los consejos que un astrólogo en el nivel Rojo pueda sugerirle. Y, después de todo, puede no haber nada de malo en ello. Toda persona tiene derecho a ser lo que es o llegar a donde quiera llegar.

Seguramente cuando consultor y consultante no comparten el mismo color de nivel, el encuentro puede frustrarse. En todo caso es el astrólogo quien debe procurar un nivel igual o superior al de su cliente.

A partir del nivel Amarillo uno comienza a comprender la complejidad de toda la espiral y así entender lo bueno y lo malo de cada color, aceptando las paradojas que se plantean. El reto del nivel más holístico es descubrir que toda la espiral es sana en sí misma y que no hay niveles mejores o peores que otros, siempre y cuando estén actuando en los contextos adecuados. Si de repente me sorprende un terremoto o me persigue una horda asesina de barrabravas, está bien que resurja en mi el nivel Beige de supervivencia, al menos hasta que se manifieste un nuevo contexto.

No es que un nivel sea mejor que otro, pero sí que cada vuelta de la espiral descubre una respuesta más sensible, compleja e integrada que la anterior.

Estas olas espiraladas de conciencia bio-psico-socio-espiritual son atraídas hacia “arriba” si las condiciones de vida se mantienen estables y si se permite un incremento de complejidad. La Astrología tiene el potencial de acompañar el proceso completo de esta conciencia en movimiento.

Astrología Espiral

Recordemos también lo que decíamos acerca de los mapas y los territorios: “Después de todo, el mapa no es lo más importante (…)

Deberemos legitimar personalmente las veces que haga falta, aquellos mapas que los pioneros cartógrafos han plasmado tan bellamente a lo largo de la historia”. Y este mapa de la Dinámica Espiral no es la excepción, inclusive quienes desarrollaron y aún estudian la idea sostienen que la Astrología pertenece a una manera de entender la realidad propia del nivel Púrpura… Cada uno mapea como puede.

Ya los antiguos griegos discutían acerca del valor que podía tener una filosofía astral importada desde Babilonia. ¡Y 2500 años después el debate continúa!. Lo que queda claro es que la Astrología se va actualizando al paso de los siglos, resultando increíble descubrir que dentro de su saber está codificado prácticamente todo el conocimiento psicológico de la actualidad, desde los arquetipos y la sincronicidad hasta la Dinámica Espiral. Es irrelevante si una se subordina a la otra o desde qué lugar repensamos cada mapa. Lo interesante está en lo transdisciplinar, tal como cuando los físicos intentan explicar la conciencia o los neurocientíficos cuando buscan entender cómo nos enamoramos a partir de la química del cerebro.

Creo que las preguntas que debemos hacernos son ¿desde qué nivel significamos nuestras experiencias? ¿En términos de ganar o perder y de quien tiene más poder? ¿o en términos de aprendizaje? La diferencia no es menor, pues desde cualquier nivel en que uno esté, siempre puede seguir aprendiendo.

Entonces, ¿quieres saber cómo dominar tu destino? La Astrología de nivel Rojo te lo dirá. ¿Quieres saber qué sacrificios debes hacer para obtener tu merecida recompensa? La Astrología de nivel Azul te lo dirá. ¿Quieres relacionarte armoniosamente con tus semejantes y crear una sociedad más igualitaria? La Astrología de nivel Verde puede ayudarte.

¿Quieres comprender como tu vida está inextricablemente entretejida con todo lo que te rodea? La respuesta provendrá de una Astrología de nivel Amarillo y Turquesa.

Así, de Aries a Piscis, de la Luna a Plutón y de Beige a Turquesa, la conciencia humana se va desplegando, y se complejiza e integra holónicamente, desplazándose hacia niveles cada vez más creativos, libres, vitales y amorosos. Sólo es cuestión de animarse y subirse a esta cinta transportadora que es la Astrología.

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