Nota publicada en Revista Uno Mismo. Agosto 2014.
Alejandro Christian Luna y Vanesa Maiorana
Comenzamos esta nota diferenciando “Astrología” por un lado y “vínculos”
por otro, pero casi que podríamos decir que cuando hablamos de Astrología,
estamos hablando de vínculos. Es más, la misma idea de que algo exista sin
estar vinculado a otra cosa, no tiene ningún sentido. No hay nada que no esté
vinculado a otra cosa. Cuando nuestra mente percibe objetos separados, en
realidad está recortando artificialmente ese objeto de un entramado vivo de
relaciones.
Todo aquello que usted ve, es parte de una red de relaciones. Ese árbol,
esa nube, ese automóvil, fueron generados vincularmente; no existen ni pueden
existir en forma individual.
Creer eso es una especie de truco mental; un truco que sirve, que es
funcional, pero un truco al fin.
Usted mismo, querido lector, es un entramado de relaciones. En el nivel
físico su cuerpo es una urdimbre de órganos, células y átomos. Somos un cuerpo
que a su vez es el resultado de una vincularidad previa, dada por los cuerpos
de nuestros padres, a su vez generados por vínculos anteriores (nuestros
abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, etc).
También en el nivel psicológico uno es el resultado de miles de
interacciones producidas por las vivencias emocionales y mentales dadas a lo
largo de la vida, y que se reactualizan todo el tiempo, momento a momento.
La Astrología es un tipo de percepción de la realidad que puede vincular
las estrellas con la vida en la Tierra, el arriba y el abajo, el adentro y el
afuera, pero desde el punto de vista del “significado”. Es una percepción que
nos hace ver y (si profundizamos bastante) también sentir, que nada está solo,
y que nunca lo estuvo ni lo estará jamás.
Por ello en Astrología no podemos separar lo que está afuera de lo que
está adentro. Las personas con las cuales nos vinculamos son también nuestro
campo, nuestra energía, y en ellas proyectamos parte de nosotros mismos.
Esta relación, este vínculo, está gráficamente representado en cada
carta natal. La carta natal o carta astral es el mapa que los astrólogos utilizamos
para buscar y sugerir orientaciones de vida, es decir, para dar sentido.
Entrenar una mirada vincular consiste en ver el árbol junto con la
tierra y el Sol, la nube junto con el viento y el río, el automóvil junto con
la tecnología y la sociedad.
Entrenar una mirada vincular es ver las relaciones como una dinámica en
sí misma, no como individuos separados que pueden juntarse arbitrariamente. El
vínculo es anterior al individuo.
Por todo esto, en Astrología es fundamental conocer los vínculos para conocernos
a nosotros mismos.
“Relacionarse es un
aspecto fundamental de la vida. Es arquetípico, lo que significa que penetra no
solo en la estructura básica de la psique humana sino también del universo en
su totalidad. Al final, todas las cosas están construidas sobre las
relaciones”. (Liz greene)
No tendríamos conciencia de nada en la vida, si no fuera porque todo lo
podemos comprender en función de sus relaciones con otras cosas. No podríamos
definir el bien sin definir el mal, no comprenderíamos el blanco si no
existiera el negro, masculino no existe como tal sin que exista el femenino. Y
nosotros como individuos nos podemos definir cuándo podemos encontrar el límite
entre nuestro yo y el exterior. Nos definimos trazando un límite entre lo que
somos y lo que no somos. Y con ese límite aparece entonces el afuera, del cual
forman parte todos aquellos con los que nos relacionamos. Comprendemos a los
vínculos como aquello que nos une a los otros, que en un nivel de percepción
constituyen el mundo exterior.
Proyección: aprender de nosotros mismos a través de los otros.
En Astrología decimos “lo que es adentro es afuera”. Esta frase quiere
decir que lo que vemos fuera de nosotros, también es parte de nosotros mismos.
La forma en que esto se manifiesta es a través del mecanismo conocido en
psicología como “proyección”. Este mecanismo hace que una persona proyecte
(como si fuera una pantalla de cine) sobre otra persona alguna cualidad que se
encuentra en estado inconsciente. El mecanismo se produce cuando hay una
compatibilidad entre las personas que intervienen, es decir, si una persona
proyecta cierta energía en otra, esa otra persona tiene características que
habilitan la proyección de esa energía por parte de otros.
La proyección se produce porque algunas cualidades del individuo son
rechazadas por el Yo consciente. Los motivos por los cuales pueden ser
rechazadas algunas cualidades es que éstas pueden ser inaceptables para los
padres o para las creencias religiosas inculcadas en la familia, puede que
generen comportamientos no aceptados por la sociedad en la que crece el
individuo o simplemente por estar en conflicto con lo que más valora la
identidad consciente.
El mecanismo de proyección de puede observar cada vez que una persona
reacciona de alguna manera irracional o desbordada ante la acción de otra
persona.
Pero es el poderoso mecanismo de proyección el que nos permite ir hacia
las profundidades de nuestro inconsciente, y es a través de la toma de
conciencia de aquellas cosas que proyectamos en otros, que podemos
reincorporarlas para vivir en forma más íntegra. Reintroyectar esas cualidades
inconscientes es el trabajo de toda una vida, y los vínculos son la materia
prima sobre la que podremos hacer ese trabajo.
En los vínculos más cercanos es que activamos el mecanismo de proyección
más fuertemente. Si, por ejemplo, una persona tiene una pareja que se le
aparece como violenta, y es víctima de su agresión, habrá que hacer un trabajo
de reconocimiento de la agresión no expresada que tiene la persona y que está
proyectando en su pareja. El otro lado de la verdad es que esa pareja violenta
también porta esa energía y se convierte en una pantalla de proyección de la
víctima.
No siempre son cualidades negativas las que se proyectan sobre otros. A
veces son talentos y cualidades positivas que una persona no puede reconocer en
sí misma, y entonces las admira en otros. También es fundamental que éstas sean
introyectadas y expresadas, para que cada persona pueda vivir íntegramente con
todas sus facetas y pueda desarrollar todo aquello que tiene en potencia..
La Astrología no solo nos habla de lo que conocemos de nosotros mismos,
es decir, lo que está en la conciencia conocido como Yo, sino también nos ayuda
a identificar aquellas cosas que tenderemos a proyectar en otros a través de
los vínculos.
La carta natal como mapa vincular
“La carta natal es
una semilla o un proyecto de todo lo que, en modo potencial, pertenece a la
personalidad de un hombre… si alcanzara a florecer plenamente y fuera
totalmente consciente. Es, en el más auténtico de los sentidos, un mapa de
ruta, porque el objeto con que se lo estudia no es superar las influencias de
los planetas sino más bien dejar que en la propia vida haya margen para
expresar todas aquellas cualidades e impulsos que se hallan simbolizados en la
carta. Sólo entonces el individuo puede aproximarse al plan original para la
evolución de su vida, tal como es concebido”. Liz Greene.
En la carta natal están simbólicamente representados varios ámbitos de
la existencia de la persona (en caso que sea la carta natal de una persona y no
de otro ente). En la disposición de los planetas podemos ver las
características psicológicas del individuo, en las casas podemos ver cómo estas
características psicológicas juegan en los diferentes ámbitos de la vida.
Y si bien todo es vínculo, en cada carta natal hay especiales posiciones
que indican tendencias de relacionamiento. Nos dirá qué tipos de vínculos pueden
ser más significativos y qué tipos de aprendizaje puede traernos cada relación.
Así también uno puede verse en la carta natal del otro, y descubrir qué cosa
tiene que aprender el otro a partir de su relación conmigo.
Las casas astrológicas y los vínculos
Con Astrología podemos trabajar con los vínculos a partir de una carta
natal, viendo cómo se manifiestan en ella las diferentes áreas de la vida de
una persona. Las casas astrológicas son las que representan estas áreas, y en
ellas están representadas las experiencias que la persona vivirá para
incorporar parte de su propia energía. Así, por ejemplo, la casa 7 representará
a los vínculos complementarios como la pareja o socios, la casa 4 la relación
con el hogar y la madre, la casa 10 con el padre y autoridades, la casa 3 con
los vínculos fraternos como hermanos, primos o amigos íntimos, la casa 11 con
los amigos y la casa 5 con los hijos.
El signo en el cual se encuentra la casa y los planetas que en ella se
encuentran emplazados, darán ciertas características a los vínculos que la casa
representa.
Los planetas personales y los vínculos
En Astrología, los ocho planetas del sistema solar, el Sol y la Luna,
constituyen el organismo de la psique. Sol y Luna, aunque no son
planetas, se los suele llamar así para simplificar.
Los planetas representan funciones de la psique y están ubicados en la
carta natal en determinado signo y en determinada casa. La ubicación de éstos
por signo representa la cualidad con la que se expresará esa función en la vida
de la persona, y la ubicación por casa representa el área de vida a través de
la cual la persona contactará esa función y la expresará hacia el resto de la
carta.
En esta oportunidad nos enfocaremos en los planetas astrológicos que tienen
mayor importancia en relación a los vínculos interpersonales: El Sol y la Luna,
Marte y Venus.
El Sol y la Luna
El Sol es el corazón del sistema solar y su función es la de
indicar el camino que el individuo debe seguir para ser Sí mismo. El sol
simboliza la necesidad de realización, de autoexpresión, y de confianza en sí
mismo. El Sol simboliza al “Héroe” que recorre su viaje de autorealización:
“El Héroe siempre y
por siempre busca primero su otra mitad, para así poder estar entero, y luego
su fuente, para así reconocer verdaderamente su linaje y su finalidad”. Liz
Greene.
En relación a los vínculos, el Sol representa al padre y es una función
masculina y racional.
La Luna es una función femenina y su representante vincular es la madre.
Es decir, es a través del vínculo con la madre (generalmente) que se
expresa primeramente la cualidad lunar, de naturaleza instintiva. En la carta
natal representa donde el individuo busca refugio y donde estará dominado por
sus necesidades.
En un hombre, el Sol es la conciencia y la Luna el inconsciente. En una
mujer, la Luna es la conciencia y el Sol el inconsciente. Pero ambos (masculino
y femenino) son parte de la psique de todo ser humano, como mitades de una
misma entidad.
Marte y Venus
En la mitología, Marte y Venus eran amantes. Marte es masculino y Venus
femenino.
Marte representa la conquista y el deseo y Venus representa la
receptividad y la necesidad de ser deseada.
Venus representa la apertura al otro, la búsqueda de la armonía y la
necesidad de complementarse.
Marte representa la capacidad de iniciativa y conquista, y de la acción
para satisfacer su deseo.
Las energías de Marte y Venus también están en toda psique y por lo
tanto, hombres y mujeres tienen energía masculina y femenina en su interior. El
hombre proyectará su energía femenina en la mujer. La mujer proyectará su
energía masculina en el hombre. Estos son los conceptos de anima y animus
definidos por Carl Jung.
Marte y Venus representan entonces los vínculos de pareja y complemento.
En las relaciones interpersonales estos planetas son sumamente importantes.
A diferencia de la Luna, que es la madre, Venus es la amante. Luna y
Venus son las dos caras de la mujer. A diferencia del Sol que es el
padre, Marte es el conquistador. El Sol y Marte son las dos caras del hombre.
Los aspectos planetarios y los vínculos
En una carta natal, los planetas se encuentran en determinados signos y
en determinadas casas, y entre ellos existen vínculos cuya cualidad depende de
las distancias o ángulos en las que se encuentran. Estos vínculos entre
planetas se denominan aspectos y se los clasifican en aspectos duros o blandos,
tensos o fluidos. Los aspectos entre planetas representan vínculos entre ellos,
es decir que las funciones de los planetas vinculados, estarán siempre unidas y
se manifestarán en la vida conjuntamente.
Los aspectos de los planetas, son otra de las maneras en las que se
pueden manifestar los vínculos en la vida de una persona. Por ejemplo, cuando
se trata de un aspecto de tipo oposición, es altamente probable que la persona
exprese una de las funciones y proyecte la otra. Por ejemplo, si se trata de
una oposición entre Venus en casa 1 y Plutón en casa 7, puede que la persona
que se identifica más con su Venus, expresando la belleza y la armonía,
abriéndose al vínculo con otros, se le aparezca la función plutoniana de
intensidad o control a través de su pareja. Esta es solo una posible
manifestación de Venus-Plutón, pero lo importante a considerar es que el
vínculo entre planetas nos habla de funciones vinculadas en el interior y
manifestadas en la vida a través de vínculos.
Solo cuando se ha elaborado profundamente la propia energía, puede uno
disminuir el efecto de las proyecciones y expresar más integradamente las
funciones involucradas, aunque éste es un aprendizaje de toda la vida.
Análisis astrológico de vínculos con dos o más cartas natales.
Además de hacer ese análisis de vínculos a partir de una carta natal,
podemos hacer un análisis profundo sobre el vínculo entre dos o más personas en
sí mismo, es decir, entre dos o más cartas natales. Este análisis se realiza
con las cartas natales de dos o más personas que están vinculadas por algún
tipo de relación, por ejemplo, los integrantes de una pareja, de socios, de
padres e hijos, hermanos, etc.
En una sinastría podemos ver los contactos de los diferentes
planetas de una carta y otra.
Por ejemplo, analizando la sinastría de una pareja, podemos ver por
ejemplo, si el Marte de él tiene un aspecto con el Venus de ella, o si el Sol
de uno tiene un contacto con el Saturno del otro, etc. Este análisis nos brindará
información acerca de los aspectos fluidos o tensos entre los integrantes del
vínculo. Una sinastría nos mostrará donde habrá posibles aprendizajes juntos,
si uno sentirá límites impuestos por el otro, si la apertura amorosa de uno
fluye con el mundo afectivo del otro, entre otras cosas.
Una carta compuesta es una carta que representa el vínculo entre
dos personas. Se toma como una carta natal en sí misma, es decir, con su propio
Sol, Luna y Ascendente, y con los planetas ubicados en las casas como si fuera
una persona nacida un determinado día a determinada hora y en determinado
lugar. La carta compuesta habla del vínculo como entidad y entonces mostrará
las características, aprendizajes, mecanismos, cualidades que tienen el
potencial de ser desarrollados por ese vínculo.
Hacia la integración del Ser a través de los vínculos
El Yo consciente se ha ido formando unos límites y definiendo una cierta
identidad. La definición de lo que “soy”, deja afuera de su límite todo aquello
que “no soy”. Pero a través de un trabajo conciente con los vínculos nos vamos
dando cuenta de que lo que hemos dejado fuera del límite de nuestra identidad,
se nos aparece en las personas con quienes nos vinculamos.
La carta natal, a través del trabajo de interpretación del astrólogo,
nos muestra las diferentes energías que nos constituyen, tanto aquellas que
identificamos como aquellas que no aceptamos como propias,pero que es
importante que integremos. Sin un proceso de integración de éstas cualidades,
estaremos divididos y no podremos vivir plenamente nuestro Ser.
Lo más rico de utilizar la Astrología para comprender los vínculos, es
la posibilidad de ir cuestionando las fronteras del Yo definido, ya que a
medida que las cuestionamos éstas se diluyen. Por supuesto, siempre iremos
construyendo nuevas fronteras, nuevas identidades. Pero mientras esas
identidades no queden fijas, la vida tiene el potencial de ser un proceso de
crecimiento y evolución de la conciencia.