Autores: Alejandro Christian Luna y Vanesa Maiorana.
Publicado en Reviista Uno Mismo. Invierno 2018
Quirón es un planetoide descubierto hace poco tiempo, que ejerce gran influencia en nuestra vida. Quirón tiene claves para nuestra autosanación que descubrimos cuando nos reconocemos como seres sufrientes. De allí surge también el don que podemos ofrecer a otros a través de la vocación. Si bien está activo durante toda la vida y podemos tener crisis quironianas en diferentes momentos, a los 50 años de edad suele sentirse la profundidad de la herida y por lo tanto aparece la oportunidad de descubrir el don.
Quirón es un planetoide, es decir, un cuerpo más grande que un asteroide y más chico que un planeta. El simbolismo de Quirón está siendo estudiado por los astrólogos desde el momento de su descubrimiento porque ha despertado un gran interés por su relación con las terapias alternativas y holísticas, y la sanación en general. El astrólogo Dane Rudhyar, padre de la Astrología psicológica o humanista, antes de su descubrimiento en 1977 ya había estimado que tendría que haber un planeta entre la órbita de Saturno y Urano. Y al parecer Quirón ya había aparecido en un registro fotográfico bastante tiempo antes, pero al parecer no era el momento en que la conciencia colectiva pudiera comprender su simbolismo.
Quirón tiene una órbita excéntrica que en su mayor parte se encuentra entre Saturno y Urano, y otras entre Júpiter y Saturno. Se dice que Saturno es el morador del umbral de la personalidad, ya que es el último planeta del sistema solar que está relacionado a la dimensión personal, Quirón es la llave a la dimensión transpersonal, pues gracias a él podemos atravesar la barrera que nos lleva a las nuevas dimensiones del Ser, que incluyen las energías cósmicas de Urano, Neptuno y Plutón.
En la mitología griega, Quirón es un centauro (criatura que es mitad hombre y mitad caballo), hijo de Saturno y Filira. Filira se había convertido en yegua para escapar de Saturno, pero éste se convirtió en caballo para alcanzarla, y de ese encuentro nació Quirón. Su madre estaba tan horrorizada por la criatura que pidió ser ella misma transformada en un árbol de tilo, y su padre nunca se hizo cargo, por lo que Quirón quedó huérfano y fue adoptado por el dios Apolo, quien le enseñó generosamente una cantidad de valiosos conocimientos, entre ellos sobre curación, artes de guerra y astrología. Quirón era muy rápido para aprender y se convirtió en un gran maestro, conocedor de muchas otras artes, por lo que recibió luego como discípulos a algunos de los más encumbrados semidioses y héroes. Entre ellos Hércules, de quien cuenta el mito que en una borrachera hirió por equivocación a Quirón con una de sus flechas envenenadas. La herida en la pata de Quirón era incurable y como era inmortal, no podía liberarse del dolor que le causaba. En sus continuados intentos por calmar el dolor, Quirón aprendió más y más sobre artes de sanación que iba aplicando en todos los que llegaban a él. Pero su propia herida era incurable y decidió liberarse de ella a través de la muerte, cuando decide poner fin a su sufrimiento y hace un intercambio con Prometeo, a quien le entrega su inmortalidad a cambio de la mortalidad de Prometeo.
El simbolismo astrológico de Quirón está relacionado a la herida que proviene de la limitación de encarnar en un cuerpo físico, y por lo tanto limitado, y a la escisión que se produce al encarnar entre el aspecto animal y el aspecto espiritual. El centauro con patas de caballo y cuerpo de hombre representa esta posibilidad de integrarlos, pero la criatura está herida, y deberá atravesar el sufrimiento y la muerte para ser sanado. Por eso, Quirón en nuestra carta natal representa la naturaleza de la herida, la esencia del sufrimiento que ésta produce, y las claves para la autocuración, que solo es posible cuando se ha aceptado la condición de estar irremediablemente heridos y ser seres sufrientes. En el camino de la autocuración se despliega el don que venimos a entregar al mundo, y nos convertimos en el sanador herido, aquel que busca calmar su sufrimiento y mientras tanto ayuda a otros a hacerlo. La muerte simbólica representa el momento en el que el ser herido atraviesa todo tipo de pruebas en las que descubrirá su don, y dejará su vida anterior para dar lugar al nuevo ser que está en la semilla para su despliegue.
El hecho de encontrarse mayormente entre las órbitas de Saturno y Urano tiene mucho que ver con lo que este planetoide le propone al ser: la capacidad de dar el salto desde la estructura heredada o mandato (Saturno) hacia el despliegue de la propia individualidad (Urano). El encuentro con la limitación saturnina del condicionamiento, se convierte en un momento de límite tan grande, que el ser pulsa por la ruptura de esas estructuras rígidas para liberarse de la cárcel en la que está encerrada su creatividad.
Toda la carta natal tiene en su esencia la semilla de aquello que somos en potencia. De la semilla crecerá aquello que vinimos a ser, siempre y cuando la reguemos, es decir, mientras trabajemos con nosotros mismos profundamente. No será posible el despliegue de la individualidad si no estamos dispuestos a dejar la identificación que tomamos de nuestros antepasados y nos liberamos de las cargas que vienen de sus expectativas y frustraciones. Por eso la función psicológica de Quirón resulta cada vez más necesaria de desarrollar y ejercer en el mundo de hoy, un mundo que necesita de sanación urgente… pero primero el proceso debe empezar por cada uno de nosotros.
Quirón tiene un ciclo de 50 años, en el cual va a recorrer toda la carta natal mientras siga su tránsito alrededor del Sol. A esa edad es cuando se produce el primer retorno de Quirón, y es un momento significativo en la vida porque aparece una oportunidad para que el don quironiano se haga visible. Generalmente ocurre a través de alguna crisis, por eso es bueno observar la Casa donde está presente Quirón, y los planetas con los que tiene aspecto. Es un momento importante de profundización personal que puede abrir una nueva dimensión en nuestra vida.
La función de Quirón
Quirón es un maestro, un chamán, un sanador. Su posición en la carta natal por signo, casa y aspectos indica el don de curación y enseñanza, que tendrán que ver con la naturaleza de la herida. La función de Quirón es la de ofrecernos el don de la autocuración, que como hemos dicho, sólo puede ser accedido cuando nos reconocemos como seres heridos y sufrientes. El don de la autocuración da lugar a la maestría y entonces su función se convierte en la de ser un maestro que pone a disposición de los demás, todas las herramientas que ha usado en su propio camino.
En las culturas antiguas, un candidato a chamán debía pasar una cantidad de pruebas difíciles e incluso muy dolorosas, para poder acceder a su don como sanador de otros. La función de Quirón es también la de ponernos en contacto con el límite que proviene de ser lo que otros han esperado de nosotros, el mandato, el condicionamiento (Saturno), ofreciéndonos la oportunidad de dar un salto a lo nuevo, lo creativo y único (Urano).
Para mencionar un ejemplo, con Quirón en Capricornio, en casa X o en aspecto a Saturno, la persona puede cargar inconscientemente las frustraciones de sus padres, especialmente del padre. El padre puede haber sentido que no pudo realizarse o cumplir sus metas, y éstas se pasan al hijo en forma de exigencias, en una herencia que condiciona. En la búsqueda de lograr los más altos objetivos, la persona con esta posición busca continuamente la aprobación paterna, que jamás llega porque esos objetivos tan ambiciosos carecen de realismo y además, no son los propios. Querer alcanzar objetivos que no son propios, querer calmar la frustración del padre y al mismo tiempo buscar inconscientemente su propia frustración para cumplir con una lealtad inconsciente de frustrarse tanto o más que el padre, es la herida que jamás sanará mientras la persona busque el reconocimiento en otros. Tomar contacto con ese dolor, asumir el sufrimiento que carga de otros y que se profundiza en sí mismo, activa el don quironiano que le permitirá desplegar su potencial y alcanzar objetivos más alineados a su naturaleza y al despliegue de su Ser.
Para meditar sobre Quirón
El trabajo con Quirón es transgeneracional, es decir que es necesario profundizar en las repeticiones que se producen en el árbol genealógico y que nos afectan directamente en la vida, a través de frustraciones o sufrimientos que no podemos comprender o que parecen no tener un origen claro en nuestra vida personal. Meditar en estas cuestiones es un camino hacia el proceso de sanación.
Quirón abre los interrogantes existenciales que nos hacemos una y otra vez, por eso podemos profundizar en el sentido de nuestra vida: ¿para qué hemos venido? ¿qué es lo que puedo enseñar a partir de lo que he vivido?
Quirón trae a nuestra vida aquellos temas que en determinado momento nos limitan de una manera tan fuerte, que nos vemos en la necesidad imperiosa de hacer un cambio, romper algún hábito, o trabajar por fin un tema que nunca nos animamos a profundizar. Estos temas nos llevan a pedir ayuda, tal vez terapéutica, y en este reconocimiento de ser alguien que sufre y necesita ayuda, se abrirá un nuevo portal.